La información
La información es parte de la historia del ser humano, perdón, ES la historia del ser humano. Porque, ¿qué es la escritura sino información?
El ser humano tiene derecho a la información porque sin ella de nada sirve la libertad y la democracia. Los científicos de todos los países comparten sus hallazgos y ésa es la clave de la rápida evolución de la ciencia. Sin embargo, sus aplicaciones prácticas son sujetas a patentes y derechos de autor que hacen de la tecnología una especie de arte oculto a los ojos de la mayoría de las personas. Sin embargo, sin tantos años de historia y de investigaciones por parte de innumerables personas de todas las razas y culturas nunca habrían llegado a esta tecnología. Ésta misma que ahora resulta que la ha descubierto X y por ello X gana dinero por haber descubierto algo que en realidad lo ha conseguido gracias a la ayuda de toda la humanidad y su historia. Pero a efectos prácticos, es X quién posee los derechos de dicha tecnología. ¿Parece ilógico? Pues no lo es.
¿Cuánto dinero mueve la información? Saber es poder y por tanto la información siempre ha sido, a lo largo de la historia e incluso en la prehistoria, objeto de codicia por los que pretenden gobernarnos. Cuanto más sepan los gobernadores y menos los gobernados mejor para los primeros. La información y el saber son clasistas. La escritura se inventó sólo para las clases más altas de la sociedad. Era un instrumento de poder. Aún en los siglos XVI y XVII seguían apareciendo obras científicas en latín, lengua que tan sólo conocían los más eruditos, dejando al pueblo llano en la ignorancia. Había que esconder el saber de las masas populares. Hay que esconder información a las masas populares. Todos los gobiernos tienen agencias de inteligencia cuya principal misión es la recolección de información. Para el uso privado del Estado (curiosa contradicción) evidentemente. Cuanto más sepa el gobierno sobre los ciudadanos y menos éstos sobre aquél, mejor. Cuanto más confusa y contradictoria sea la Ley, hasta el punto de que necesite de unca carrera universitaria, a la que no todos pueden acceder, mejor. Cuanto menos transparente sea la burocracia estatal, mejor. Cuanto menos cuenten los gobernantes sobre la forma de gobernar, mejor. Éste es el sistema de privación de información al que nos tienen acostumbrados, en que cada frase, cada palabra, cada letra vale aunque sea un céntimo. La información vale dinero porque conseguirla requiere tiempo y de todos es sabido que el tiempo es oro, simplemente porque somos unos vulgares mortales. Y saber algo que no saben otros te hace más poderoso que ellos. ¿Quieres aprender? Pues paga. ¿Que es tu derecho? Tú no sabes de leyes. ¿Que te enseñe las leyes? Pues paga.
La situación real es, pues, que los que los que tienen el poder tienen la información, ¿o más bien al revés? Hace tanto tiempo que es así que ya no sabemos qué fue primero, el huevo o la gallina. Afortunadamente, hoy en día, con instrumentos fabulosos como Internet, tan difícilmente controlables por el poder (que no paran de llamarnos a todos "piratas" cuando son ellos los verdaderos piratas de la información) se puede conseguir una cantidad ingente de información. Sin embargo, ésta no siempre es fiable porque no sabemos bien de sus fuentes. Es el mismo dilema al que se enfrentan todos los poderes del mundo. ¿Cuándo es fiable una información? ¿Cuándo es completa? Es extremadamente complicado remontar la información hasta su origen para responder a estas preguntas. Ahí queda también el obstáculo de la libre circulación de información: la fiabilidad. Lo que sí tendremos por seguro es que en este caso nadie nos quitará o esconderá la información. Simplemente habrá de más. Y en ello los ordenadores juegan un papel clave. El instrumento sólo tiene valor en la mano del ser humano y es la misma mano decide qué uso darle. ¿Qué futuro queremos para la información?
El ser humano tiene derecho a la información porque sin ella de nada sirve la libertad y la democracia. Los científicos de todos los países comparten sus hallazgos y ésa es la clave de la rápida evolución de la ciencia. Sin embargo, sus aplicaciones prácticas son sujetas a patentes y derechos de autor que hacen de la tecnología una especie de arte oculto a los ojos de la mayoría de las personas. Sin embargo, sin tantos años de historia y de investigaciones por parte de innumerables personas de todas las razas y culturas nunca habrían llegado a esta tecnología. Ésta misma que ahora resulta que la ha descubierto X y por ello X gana dinero por haber descubierto algo que en realidad lo ha conseguido gracias a la ayuda de toda la humanidad y su historia. Pero a efectos prácticos, es X quién posee los derechos de dicha tecnología. ¿Parece ilógico? Pues no lo es.
¿Cuánto dinero mueve la información? Saber es poder y por tanto la información siempre ha sido, a lo largo de la historia e incluso en la prehistoria, objeto de codicia por los que pretenden gobernarnos. Cuanto más sepan los gobernadores y menos los gobernados mejor para los primeros. La información y el saber son clasistas. La escritura se inventó sólo para las clases más altas de la sociedad. Era un instrumento de poder. Aún en los siglos XVI y XVII seguían apareciendo obras científicas en latín, lengua que tan sólo conocían los más eruditos, dejando al pueblo llano en la ignorancia. Había que esconder el saber de las masas populares. Hay que esconder información a las masas populares. Todos los gobiernos tienen agencias de inteligencia cuya principal misión es la recolección de información. Para el uso privado del Estado (curiosa contradicción) evidentemente. Cuanto más sepa el gobierno sobre los ciudadanos y menos éstos sobre aquél, mejor. Cuanto más confusa y contradictoria sea la Ley, hasta el punto de que necesite de unca carrera universitaria, a la que no todos pueden acceder, mejor. Cuanto menos transparente sea la burocracia estatal, mejor. Cuanto menos cuenten los gobernantes sobre la forma de gobernar, mejor. Éste es el sistema de privación de información al que nos tienen acostumbrados, en que cada frase, cada palabra, cada letra vale aunque sea un céntimo. La información vale dinero porque conseguirla requiere tiempo y de todos es sabido que el tiempo es oro, simplemente porque somos unos vulgares mortales. Y saber algo que no saben otros te hace más poderoso que ellos. ¿Quieres aprender? Pues paga. ¿Que es tu derecho? Tú no sabes de leyes. ¿Que te enseñe las leyes? Pues paga.
La situación real es, pues, que los que los que tienen el poder tienen la información, ¿o más bien al revés? Hace tanto tiempo que es así que ya no sabemos qué fue primero, el huevo o la gallina. Afortunadamente, hoy en día, con instrumentos fabulosos como Internet, tan difícilmente controlables por el poder (que no paran de llamarnos a todos "piratas" cuando son ellos los verdaderos piratas de la información) se puede conseguir una cantidad ingente de información. Sin embargo, ésta no siempre es fiable porque no sabemos bien de sus fuentes. Es el mismo dilema al que se enfrentan todos los poderes del mundo. ¿Cuándo es fiable una información? ¿Cuándo es completa? Es extremadamente complicado remontar la información hasta su origen para responder a estas preguntas. Ahí queda también el obstáculo de la libre circulación de información: la fiabilidad. Lo que sí tendremos por seguro es que en este caso nadie nos quitará o esconderá la información. Simplemente habrá de más. Y en ello los ordenadores juegan un papel clave. El instrumento sólo tiene valor en la mano del ser humano y es la misma mano decide qué uso darle. ¿Qué futuro queremos para la información?
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Comment, motherf*cker